Todo el mundo parece sorprendido y asustado por la posibilidad de que Humala sea el próximo presidente del Perú. Es curioso, justo en esta semana, luego de algunas reuniones sobre temas electorales, veo más y más claro el panorama. La estrechez de mente entre los sectores altos de la pirámide socioeconómica del país, es más común de lo que cremos. Todo un peligro (y una vergüenza, claro).
Hace unos días, leí en el blog Desde el Tercer Piso, un artículo de Gustavo Rodríguez de hace 5 años, justo un día antes de las elecciones presidenciales del 2006. Absolutamente todo lo que escribe Rodríguez, sigue siendo válido hoy. Una vergüenza que nos compete a todos los que estamos insertos en el sistema económico y que nos beneficiamos directamente del crecimiento económico del país.
Estimado José Carlos,
Mañana son las elecciones y quizá estés algo más nervioso que la última vez que nos vimos. Quizá recuerdes que me llevaste a un lado y me dijiste: ¿Qué hacemos para que Humala no sea presidente?
Yo me encogí de hombros y te dije: ¿Qué has hecho tú para que no lo sea?
Alguien se acercó en ese momento. No pudimos seguir hablando y me fui pensando que habías entendido mal mis palabras. No me refería a si llegaste a darle algún tipo de apoyo a los competidores de Humala. Me explico: esta primera vuelta en la que un candidato tan controvertido como Humala tiene las de ganar, no se da porque la gente sea bruta. O ciega. O porque le guste sufrir. Esas son generalidades de quienes ven la realidad que quieren ver.
Esta situación que te tiene nervioso se da porque Humala supo convertirse en el canal de protesta de una mayoría atávicamente excluida. Nunca antes se generó una lucha electoral tan marcada entre los peruanos integrados al mercado en todas sus dimensiones y los que siempre vieron el baile desde afuera.
Con mi pregunta quise decir: ¿qué has hecho desde tu posición para no acentuar la exclusión? ¿Dejaste de lado el discurso ‘aspiracional’ para justificar el uso de gente blanca en la publicidad de tus productos? Porque esas imágenes de gente blanca disfrutando una bonanza son leídas también como una clara advertencia de que el famoso ‘chorreo’ solo se ha quedado en ellos.
¿Aboliste ese memorando por el cual tus funcionarios de alto nivel entraban por la puerta principal y los de menor rango debían hacerlo por la puerta lateral? Porque debes darte cuenta de que si esa escena cotidiana fuera dibujada, la viñeta resultante sería una atroz caricatura de la diferenciación entre clases.
¿Dejaste esa mala costumbre de permitir que tu gente trabajara los fines de semana sin pago extra, mientras tú llegabas bien bronceado los lunes? Porque si yo estuviera en su lugar, y te viera nervioso por el alza de un determinado candidato, quizá yo mismo aplaudiría a aquel que te quita el sueño después de que tú me has quitado horas con mi hijos.
Pero salgamos de tu oficina, ¿sigues saludando a tu empleada de Carabayllo con un gesto lejano, porque te sentirías un poco degradado al solo abrazarla amistosamente? ¿Permites que se bañe en tu playa solamente cuando está por oscurecer, que es cuando tus vecinos no la pueden ver? Vamos a la calle, ¿has vuelto a exclamar desde tu autazo aquello que una vez te oí? Un taxista te había cerrado por ganarse un pasajero y le dijiste: ¡Cholo tenías que ser! ¿Qué habrá pensado al verte en tu carrazo insultándolo no por su imprudencia, sino por tener el color que le dio su madre?
Espero que con este compendio de acciones que sé que has cometido, entiendas por qué Humala será tan votado mañana. Él es un eslabón más de esa cadena esperanzada de fujimoris y toledos (y garcías) que, trágicamente, termina defraudándolos al no incluirlos en un proyecto de país viable.
De nosotros, los más afortunados, depende que algún día acabe esta pesadilla circular.
Esta carta sigue resonando en mis oídos y en mi mente y me da vergüenza. Eso es lo que me genera el actual panorama electoral. No miedo como me dicen algunos. A mi Ollanta no me da miedo.
Más me preocupa la posiblidad de que el fujimorismo vuelva al poder, que se le premie por habernos robado, mentido, dañado, por haber hecho del gobierno un circo de corrupción, por haber enfrentado a los peruanos, por matar y desaparecer a quienes - según ellos - eran "menos" y no tenían quién los proteja.
Más me preocupa tener un gobierno autoritario (y corrupto) como el de Castañeda, rodeado de gente sin capacidad de crítica ni cuestionamiento, que lo hicieron sentir un señor feudal durante 8 años, que no tolera que le den la contra, ni acepta sus errores.
Más me preocupa la extrema derecha de PPK, que siga privilegiando a los que más tienen, que ponga en primer lugar a la empresa privada con el pretexto de mantener el modelo económico. Un presidente que agrupa muchos intereses y ninguna ideología, un presidente que busca su bienestar, su poder y su paso por la historia. Todo a costa del real bienestar del país.
Y aunque en menor medida, también me preocupa Toledo y sus conflictos sociales, sus fivolidades, su poca preocupación por la situación social del país. La inestabilidad política, su criollismo y poca formalidad.
El paso a la segunda vuelta está más reñida que nunca y la tarde del 10 de abril será una lucha voto a voto de los personeros y miembros de mesa. Unos por defender a su candidato y los otros por respetar la voluntad del electorado (ojalá).
Para terminar quiero dejarlos con una canción de Calle 13 - Latinoamérica. Es de esas canciones que nos hacen querer más el país en el uno nació y creció (a pesar de todo).
"Trabajo en bruto pero con orgullo,
aquí se comparte, lo mío es tuyo.
Este pueblo no se ahoga con marullos,
y si se derrumba yo lo reconstruyo".
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