martes, 27 de noviembre de 2007
Que passi el rei
La Pompeu es una universidad viva, hay mucha movida estudiantil, manifestaciones, recolección de firmas, pancartas colgadas, etc. Me gusta, a pesar de que no participo de ninguna (más allá de firmar por alguna u otra causa), me mantengo al margen. Quizás porque creo que mi época universitaria, tal cual la viví en la PUC, ya pasó. Ser un estudiante de Postgrado es diferente, te hace estar menos involucrado (sensación que se acentúa porque además soy extranjera). Veo a los actuales estudiantes de Pregrado y de alguna manera veo mi pasado, pero salvando las distancias. La Pompeu es muy distinta a la PUC, hasta ahora la única similitud que he encontrado ha sido la comida de la cafetería! Es igual de mala y empiezo a creer que es una característica de todas las universidades!
Entre todas las pancartas que hay colgadas en la universidad, hay dos que me llaman mucho la atención. Una de ellas dice “Pensa, exigeix, parla en català”.
Cuando llegué a la Pompeu lo que más me llamó la atención fue como de pronto todo se convertía al catalán! Mi horario de clases, el nombre de los cursos, la señalización dentro de la universidad, la carta de la cafetería, el menú del día, la intranet, mi correo electrónico! Todo!! Mi primera reacción fue “voy a dominar el idioma” y me metí a clases de catalán. En realidad, me metí porque eran gratuitas y tenía tiempo libre por las mañanas. Empecé con mucho entusiasmo. Sin embargo, al poco tiempo, mi segunda reacción fue “quiero que todo vuelva al castellano”, qué se creen! Si saben hablar castellano, ¿por qué no lo hablan? Y así empezó el proceso de resistencia, cuando todos decían “adéu” yo decía “chau”, cuando me hablaban en catalán contestaba en castellano (no podía hacer otra cosa) tratando de imponer mi idioma. Como supondrán, esta segunda reacción tuvo corta vida. La tercera fue “me doy, vencieron”. El catalán y ahora no me refiero al idioma, sino a la persona, es alguien muy orgulloso de su cultura y por lo tanto, de su idioma. Idioma que se prohibió durante la dictadura de Franco, se hablaba de manera clandestina, no se enseñaba en los colegios y las personas de esa generación tuvieron que aprenderlo y hablarlo solo dentro de casa. Pese a ello, el idioma sobrevivió y sobrevivirá en la medida en que se hable. Es por eso que hacen tantos esfuerzos por enseñarlo (de forma gratuita en universidades, municipios, institutos, etc) y por supuesto por hablarlo. Esto no lo entendí, sino varias semanas después, cuando pensaba en que realmente un idioma que no se habla, se extingue. Nosotros somos un claro ejemplo de ello, que adoptamos un idioma impuesto (por los españoles) y hemos ido perdiendo el nuestro, el quechua. Cada vez se habla menos, los padres no se lo enseñan a los hijos y los que lo saben, no lo quieren hablar. El gobierno tiene pocos o nulos programas de enseñanza en quechua y ni qué decir de programas de promoción del idioma. Con las justas tenemos programas de promoción del empleo! Ahora miro el catalán con menos resistencia, esta semana termino el nivel 1 y aunque no me servirá de nada, creo que ha valido la pena conocer el idioma desde dentro.
La siguiente pancarta es la que me dio la idea de este post y tiene que ver con el rey.
Cataluña entre otras cosas, destaca por su postura antimonárquica e independentista. Yo que miro desde afuera el asunto y no comparto tanta radicalidad, he de decir que tampoco le encuentro mucho sentido a la figura del rey en España. Pese a que haya tenido una pertinente actuación mandando callar a Chávez! Actitud que además ha sido aprobada por el 53% de los peruanos (según encuesta de APOYO, noviembre). El rey Juan Carlos I es el jefe de Estado, es decir, representa al estado español en cuestiones internacionales, pero no tiene decisión en las cuestiones de gobierno. Para eso, está el jefe de gobierno, que en este caso es Jose Luis Rodríguez Zapatero. ¿Un rey sin poder? Así parece, pero no debería meterme en ese tema porque de leyes y reyes sé muy poco. Sin embargo, si somos respetuosos de la democracia, los españoles ya tuvieron la oportunidad de elegir y votaron a favor del rey. Después de la dictadura de Franco, se convocaron a elecciones democráticas y se aprobó la actual constitución (1976). Ahí se adoptaba un gobierno de Monarquía parlamentaria. Pero claro, lo que se decidió hace muchos años, no tiene por qué ser compartido por los jóvenes de ahora. Es por eso que España está cargada de protesta. Ellos dicen que la juventud no se interesa por la política, yo no estoy de acuerdo. Veo una ciudad alerta, crítica, que protesta cuando tiene que hacerlo y que se rebela contra instituciones en las que no cree (como la monarquía), aunque eso les cueste detenciones y sanciones.
martes, 20 de noviembre de 2007
Me llaman Calle
Hoy día salí de clases a las 7 de la noche y en la esquina de la universidad estaba una prostituta. Era extraño que solo hubiera una, generalmente a esa hora ya hay varias y con muy poca ropa, cuando todos ya llevamos abrigos encima. Paso todos los días y están ahí. Nunca me detengo, paso sin mirar, sin pensar, sin escuchar. Como si no estuvieran, como si fueran parte del paisaje, como si conmigo no fuera.
La prostitución no ha sido para mí un tema en el cual detuviese mi mente, a pesar de que para el 27% de la población limeña sea uno de los principales problemas de la ciudad. (Según medición de enero de APOYO). Cuando estaba en Lima, me preocupaban otras cosas, generalmente la falta seguridad y por supuesto, el tráfico. Las pocas veces que pasaba por una zona de trabajo de prostitutas, seguía de largo, exactamente la misma conducta que tengo ahora a la salida de la universidad.
No sé ustedes, pero yo nunca me había puesto pensar en las prostitutas. Ni siquiera cuando vi “Princesas”, película que recomiendo mucho, ni cuando terminé de leer “Once minutos”, libro que no recomiendo. Nunca sino hasta ahora que he escuchado obsesivamente la canción que da título a este post. He pensado en un mundo totalmente desconocido para mí, incierto y lejano. Aunque se trate de una lejanía afectiva porque físicamente están presentes, están por todos lados, las vemos fijamente o de reojo, con cierto morbo o indiferencia, pero las vemos. Nos molestan, queremos que se vayan, que no estén en nuestro barrio, que sean problema de otros. Yo no sé si sean un problema. En Barcelona (si no me equivoco) no hay una zona rosa, no una específica. Las prostitutas están por cualquier lado y creo que a cualquier hora. Son parte del escenario. Quizás por eso, el municipio ha presentado un proyecto de ley para multar hasta con 600 euros a prostitutas callejeras (y clientes incluidos). Pero hasta ahora, trabajan con libertad. Lo compruebo todos los días a la salida de la universidad.
Hoy día cuando vi a esa chica esperando por un cliente me quedé pensando en ella, ¿cómo será su vida?, ¿cómo habrá empezado?, ¿su familia sabrá a qué se dedica?, ¿se enamorará?, ¿habrá elegido su trabajo libremente? Por supuesto que no tengo idea de las respuestas. Solo quedan interrogantes en mi mente y la canción de Manu Chao de fondo. Canción que retrata una vida un poco dura pero con una pizca de esperanza. ¿Las prostitutas tendrán esperanza de que su vida cambie?. No sé si las de la vida real, pero las de “Princesas” sí. Cayetana y Zulema son dos prostitutas y son las protagonistas de la película. Esta cinta española se estrenó hace un par de años por lo menos pero llegó a Lima a principios de este (me parece). Princesas tiene dos cosas que me gustaron muchísimo, la música y los diálogos. Para Cayetana, “existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés”. Por eso esta noche he decidido pensar en ella y en todas las chicas como ella que se ganan la vida de esa manera.
Va la canción (con imágenes de la película!)
La prostitución no ha sido para mí un tema en el cual detuviese mi mente, a pesar de que para el 27% de la población limeña sea uno de los principales problemas de la ciudad. (Según medición de enero de APOYO). Cuando estaba en Lima, me preocupaban otras cosas, generalmente la falta seguridad y por supuesto, el tráfico. Las pocas veces que pasaba por una zona de trabajo de prostitutas, seguía de largo, exactamente la misma conducta que tengo ahora a la salida de la universidad.
No sé ustedes, pero yo nunca me había puesto pensar en las prostitutas. Ni siquiera cuando vi “Princesas”, película que recomiendo mucho, ni cuando terminé de leer “Once minutos”, libro que no recomiendo. Nunca sino hasta ahora que he escuchado obsesivamente la canción que da título a este post. He pensado en un mundo totalmente desconocido para mí, incierto y lejano. Aunque se trate de una lejanía afectiva porque físicamente están presentes, están por todos lados, las vemos fijamente o de reojo, con cierto morbo o indiferencia, pero las vemos. Nos molestan, queremos que se vayan, que no estén en nuestro barrio, que sean problema de otros. Yo no sé si sean un problema. En Barcelona (si no me equivoco) no hay una zona rosa, no una específica. Las prostitutas están por cualquier lado y creo que a cualquier hora. Son parte del escenario. Quizás por eso, el municipio ha presentado un proyecto de ley para multar hasta con 600 euros a prostitutas callejeras (y clientes incluidos). Pero hasta ahora, trabajan con libertad. Lo compruebo todos los días a la salida de la universidad.
Hoy día cuando vi a esa chica esperando por un cliente me quedé pensando en ella, ¿cómo será su vida?, ¿cómo habrá empezado?, ¿su familia sabrá a qué se dedica?, ¿se enamorará?, ¿habrá elegido su trabajo libremente? Por supuesto que no tengo idea de las respuestas. Solo quedan interrogantes en mi mente y la canción de Manu Chao de fondo. Canción que retrata una vida un poco dura pero con una pizca de esperanza. ¿Las prostitutas tendrán esperanza de que su vida cambie?. No sé si las de la vida real, pero las de “Princesas” sí. Cayetana y Zulema son dos prostitutas y son las protagonistas de la película. Esta cinta española se estrenó hace un par de años por lo menos pero llegó a Lima a principios de este (me parece). Princesas tiene dos cosas que me gustaron muchísimo, la música y los diálogos. Para Cayetana, “existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés”. Por eso esta noche he decidido pensar en ella y en todas las chicas como ella que se ganan la vida de esa manera.
Va la canción (con imágenes de la película!)
miércoles, 14 de noviembre de 2007
El penúltimo mes
Gracias por sus visitas y comentarios que le dan sentido a este blog. Uno de ellos es el inspirador de esta carta.
Querido noviembre:
Ya llegaste! Me parece que has venido muy rápido, ¿estás seguro que ya te tocaba venir? Los días dicen que sí, pero no les creo. A mí me parece que esta vez te has adelantado… voy a estar muy pendiente de ti noviembre… no te vas a salir con la tuya!
Además has venido cargado de celebraciones!! Pero eres muy egoísta porque no me has invitado. No estoy de acuerdo. El 3 celebraste con mi madre, la llevaste de viaje y le hiciste soplar 50 velitas (que no es poca cosa). Ella estaba feliz, sonreía sorprendida de ver que su vida había crecido tanto!! Casi ni se había dado cuenta, si no fuera porque tu noviembre se lo hiciste recordar!! No se te pasa ni una! A mí no me tocó estar en esa celebración, por eso estoy muy resentida contigo.
Pero parece que no te importa, ya me di cuenta. El 17 vas a volver a celebrar y otra vez sin mí. Se reunirán todos en una capilla, a la cual he ido muchas veces cuando estaba en el colegio, pero ahora será diferente! Todos estarán de luces, esperando que entre la dueña de la fiesta, vestida de blanco y más preciosa que nunca… la mirarán, la aplaudirán y la abrazarán. Será un día feliz. Pero yo también estaré noviembre, aunque no me hayas invitado!! Yo la imaginaré entrar y la abrazaré fuertemente y brindaré a lo lejos por su felicidad.
Una última cosa, ya vete rápido por favor, que este año no me ha gustado tu visita.
PD. El viernes 16 tomaré un avión y desearé con todas mis fuerzas que aterrice en Lima. Voy a poner a prueba el poder de la mente (pero que no se entere noviembre porque seguro me arruina el plan).
domingo, 11 de noviembre de 2007
Busco habitación
Nunca hasta ahora había tenido que buscar un lugar para vivir. La vivienda era, entre otras cosas, uno de los tantos derechos de los que gozaba. Así es que, con un poco de desconocimiento y mucha ingenuidad empecé la aventura de buscar una vivienda digna para pasar mis días de estudiante.
Extrañamente a nuestros usos y costumbres, Internet resultó ser el medio por el cual propios y extraños buscan y ofrecen habitaciones. Loquo (www.loquo.com) tiene alrededor de 38 000 anuncios que diariamente se actualizan. Hay de todo, habitaciones solo para chicas, solo para chicos (muy pocas por cierto), para chicos gay (esas hay más), solo para estudiantes, solo para trabajadores, solo para españoles, etc, etc, etc. La dinámica es más o menos así, entrar a la página web y anotar como loco todos los anuncios que te interesen, llamar por teléfono, hacer una cita y adecuarte a los horarios extravagantes que te den. Una vez que tienes la dirección y la hora pactada, viene el proceso de… ¿y cómo llego hasta ahí?. Quiero señalar que, la ubicación no es precisamente uno de mis atributos diferenciales! Pese a ello, los mapas y yo nos hemos hecho muy buenos amigos!! Finalmente, como siempre…. preguntando se llega a Roma. He caminado como loca y la mayoría de veces porque siempre iba en el sentido contrario! Una vez que tocas el timbre… ahí realmente empieza la aventura. Para mí, entrar a la casa de alguien es como entrar en la persona. ¿Qué tiene en su casa?, ¿cómo la decora?, ¿qué colores tiene?, ¿qué impresión te causa?, ¿cómo te sientes dentro?, ¿quieres salir corriendo o más bien quieres quedarte y disfrutar del lugar?. He visto tantas casas de extraños, tantos dormitorios, tantas cocinas, tantos baños… que podría hacer una historia del estilo de vida en Barcelona detrás de la puerta! Generalmente me quedaba con la sensación de querer irme de esas casas y salía con una mezcla de esperanza y desesperanza. Cada vez que tocaba un timbre nuevo, cruzaba deditos para que por dentro fuera algo “normal”, no bonito, no ordenado, no limpio, solo “normal”. Y la normalidad pasaba sobre todo por la gente que vivía en el depa. Buscaba un lugar donde me sintiera cómoda, más que físicamente, emocionalmente, donde pudiera conversar con las otras personas con las que compartiría sala, comedor, cocina y baño y un barrio en donde no me de miedo regresar de noche (que era lo menos problemático). Suena sencillo, pero ciertamente no lo es.
Luego de que ves el depa, si te interesa debes anotarte en un papelito, cuaderno, servilleta o lo que fuera (según estilo del arrendador) y a la mejor práctica de “no nos llame, lo llamaremos” sales con la esperanza de ser tu el ganador del premio gordo. Esperanza que se diluye cuando ves que eres el número 10 en la lista de interesados!! En esa misma dinámica pasé las cuatro primeras semanas… creo que he visto alrededor de 50 departamentos, he hecho el doble de llamadas y he conocido casi toda la ciudad!!! que es muy pequeña por cierto en comparación a la Gran Lima. He aprendido perfectamente el plano del metro y puedo recitar casi todas las paradas!! Las de la línea que yo tomo (la verde) me las sé todas!! y son 24. Bueno, no es nada complejo, pero, y aquí va otra confesión… la memoria tampoco es uno de mis atributos diferenciales! Así es que me siento orgullosa de mis primeros progresos en este proceso de adaptación.
Toda esta experiencia me hizo pensar mucho en ¿qué está pasando con la vivienda en este país?. Pues, luego de mi relato podrán intuir que conseguir una vivienda (y para ser exactos me refiero a un departamento de muy pocos mts2) es uno de los principales problemas de España. Según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) la vivienda figura en primer lugar con 37%, seguido del terrorismo (ETA) y el desempleo con 35% cada uno. No muy lejos se encuentra la inmigración que aparece con 29%. (Barómetro de setiembre). Exceso de demanda y precios impagables. La vivienda es, un espacio para compartir con otros y otros que conoces a través de Internet. A ellos, les das la llave de tu casa, les cobras el mes por adelantado y te echas a dormir. Muchas veces he llegado a pensar que aquí no conocen la palabra desconfianza.
Se destina entre el 30 y el 50% del sueldo al rubro “vivienda”. El costo mensual de una habitación es en promedio 350 euros, digamos que haciendo un cálculo grueso serían 490$ y si lo convertimos a soles, pues 1470 aproximadamente. Me refiero a una habitación en la ciudad de Barcelona (que es de las más caras de España), en un sitio céntrico y con servicios incluidos. Para hablar en términos relativos, el sueldo mínimo está alrededor de los 600 euros mensuales (por debajo de la media de los países comunitarios) y el rango de ingresos de un profesional joven está entre los 1000 y 1500 euros.
Aunque el panorama en cifras no pinte bien, el día a día es más llevadero, es cuestión de acostumbrarse y hacer del espacio (alquilado) uno propio, en donde podamos sentirnos “como en casa”. Mi casa nueva hoy la comparto con cuatro personas más. Es pequeña, como todas, pero siempre está abierta, llena de luz, alegría y una incipiente amistad.
Extrañamente a nuestros usos y costumbres, Internet resultó ser el medio por el cual propios y extraños buscan y ofrecen habitaciones. Loquo (www.loquo.com) tiene alrededor de 38 000 anuncios que diariamente se actualizan. Hay de todo, habitaciones solo para chicas, solo para chicos (muy pocas por cierto), para chicos gay (esas hay más), solo para estudiantes, solo para trabajadores, solo para españoles, etc, etc, etc. La dinámica es más o menos así, entrar a la página web y anotar como loco todos los anuncios que te interesen, llamar por teléfono, hacer una cita y adecuarte a los horarios extravagantes que te den. Una vez que tienes la dirección y la hora pactada, viene el proceso de… ¿y cómo llego hasta ahí?. Quiero señalar que, la ubicación no es precisamente uno de mis atributos diferenciales! Pese a ello, los mapas y yo nos hemos hecho muy buenos amigos!! Finalmente, como siempre…. preguntando se llega a Roma. He caminado como loca y la mayoría de veces porque siempre iba en el sentido contrario! Una vez que tocas el timbre… ahí realmente empieza la aventura. Para mí, entrar a la casa de alguien es como entrar en la persona. ¿Qué tiene en su casa?, ¿cómo la decora?, ¿qué colores tiene?, ¿qué impresión te causa?, ¿cómo te sientes dentro?, ¿quieres salir corriendo o más bien quieres quedarte y disfrutar del lugar?. He visto tantas casas de extraños, tantos dormitorios, tantas cocinas, tantos baños… que podría hacer una historia del estilo de vida en Barcelona detrás de la puerta! Generalmente me quedaba con la sensación de querer irme de esas casas y salía con una mezcla de esperanza y desesperanza. Cada vez que tocaba un timbre nuevo, cruzaba deditos para que por dentro fuera algo “normal”, no bonito, no ordenado, no limpio, solo “normal”. Y la normalidad pasaba sobre todo por la gente que vivía en el depa. Buscaba un lugar donde me sintiera cómoda, más que físicamente, emocionalmente, donde pudiera conversar con las otras personas con las que compartiría sala, comedor, cocina y baño y un barrio en donde no me de miedo regresar de noche (que era lo menos problemático). Suena sencillo, pero ciertamente no lo es.
Luego de que ves el depa, si te interesa debes anotarte en un papelito, cuaderno, servilleta o lo que fuera (según estilo del arrendador) y a la mejor práctica de “no nos llame, lo llamaremos” sales con la esperanza de ser tu el ganador del premio gordo. Esperanza que se diluye cuando ves que eres el número 10 en la lista de interesados!! En esa misma dinámica pasé las cuatro primeras semanas… creo que he visto alrededor de 50 departamentos, he hecho el doble de llamadas y he conocido casi toda la ciudad!!! que es muy pequeña por cierto en comparación a la Gran Lima. He aprendido perfectamente el plano del metro y puedo recitar casi todas las paradas!! Las de la línea que yo tomo (la verde) me las sé todas!! y son 24. Bueno, no es nada complejo, pero, y aquí va otra confesión… la memoria tampoco es uno de mis atributos diferenciales! Así es que me siento orgullosa de mis primeros progresos en este proceso de adaptación.
Toda esta experiencia me hizo pensar mucho en ¿qué está pasando con la vivienda en este país?. Pues, luego de mi relato podrán intuir que conseguir una vivienda (y para ser exactos me refiero a un departamento de muy pocos mts2) es uno de los principales problemas de España. Según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) la vivienda figura en primer lugar con 37%, seguido del terrorismo (ETA) y el desempleo con 35% cada uno. No muy lejos se encuentra la inmigración que aparece con 29%. (Barómetro de setiembre). Exceso de demanda y precios impagables. La vivienda es, un espacio para compartir con otros y otros que conoces a través de Internet. A ellos, les das la llave de tu casa, les cobras el mes por adelantado y te echas a dormir. Muchas veces he llegado a pensar que aquí no conocen la palabra desconfianza.
Se destina entre el 30 y el 50% del sueldo al rubro “vivienda”. El costo mensual de una habitación es en promedio 350 euros, digamos que haciendo un cálculo grueso serían 490$ y si lo convertimos a soles, pues 1470 aproximadamente. Me refiero a una habitación en la ciudad de Barcelona (que es de las más caras de España), en un sitio céntrico y con servicios incluidos. Para hablar en términos relativos, el sueldo mínimo está alrededor de los 600 euros mensuales (por debajo de la media de los países comunitarios) y el rango de ingresos de un profesional joven está entre los 1000 y 1500 euros.
Aunque el panorama en cifras no pinte bien, el día a día es más llevadero, es cuestión de acostumbrarse y hacer del espacio (alquilado) uno propio, en donde podamos sentirnos “como en casa”. Mi casa nueva hoy la comparto con cuatro personas más. Es pequeña, como todas, pero siempre está abierta, llena de luz, alegría y una incipiente amistad.
jueves, 1 de noviembre de 2007
Adiós
Es curioso que mi primera entrada se llame "adiós" cuando debería ser... ¿hola??. Desde hace poco más de un mes estoy fuera de casa, fuera de Lima, fuera de mi trabajo, fuera de mi grupo de amigos, fuera de todo lo que es familiar. Antes de irme empecé a experimentar una serie de sentimientos, que confluían entre tristeza y resignación. Contrariamente a lo que la mayoría de gente me decía, nunca sentí emoción, creo que tímidamente albergaba mucho temor y eso me impedía ver con claridad lo que significaba este viaje.
Al iniciar esta etapa de “decir adiós” constaté que odio las despedidas. Adioses forzados, voluntarios, temporales o permanentes... los hay de todo tipo y en lugar de acostumbrarme a ellos, los evado, para ver si así puedo ahorrarme el mal rato de tener que dar un último abrazo y decir "te extrañaré".
A lo largo de mi vida no he tenido, grandes desarraigos, siempre he vivido en la misma ciudad y en la misma casa (si todavía con mis papás!! apuesto que no soy la única que a los 27 años sigue viviendo con sus papás!!). Nunca me cambié de colegio, ni de universidad, ni de trabajo. Toda mi vida se ha mantenido casi en equilibrio, sin interrupciones, sin quiebres, sin rupturas. Pese a ello, este viaje ha hecho que todo lo estable se vuelva inestable.
La pregunta es ¿por qué?. La respuesta es, me cuesta mucho ponerle fin a las cosas, a los eventos, a las personas, a mis propias etapas. Situación que es en sí misma contradictoria porque la vida es precisamente la experiencia inversa. Es justamente un camino de inicios y fines. Se termina la juventud, se termina el concierto que tanto quisimos oír!, se termina la universidad (como la extraño!), se terminan nuestras relaciones de pareja, se terminan nuestros viajes. Cambiamos de trabajo, de ciudad, de forma de pensar, de forma de vestir, cambiamos de amigos, de novios, de esposos. Algunos se van por un tiempo, otros se van para siempre. La vida está diseñada para estar en permanente cambio, en principios y finales.
Claro, tiene mucha lógica y no puede ser que a los 27 recién lo descubra!!!... la verdad es que, por supuesto, siempre lo he sabido, pero es complicado experimentarlo. Esta conocida discrepancia entre lo que nuestra mente entiende y lo que nuestras emociones nos llevan a sentir. Podemos comprender cualquier fenómeno, pero eso no nos garantiza que emocionalmente seamos consecuentes con nuestros pensamientos, o si?
Además y por si fuera poco, estamos rodeados de imágenes que nos saturan de… ¿eternidad?. Quien no ha escuchado el archiconocido final de cuento "… y vivieron felices para siempre"!!! Todos queremos ser felices para siempre, no? Yo hasta ahora no sé muy bien qué significa eso porque la eternidad sólo existe mientras duran las cosas ... por lo tanto es una eternidad temporal… con inicios y fines.
Este viaje me ha obligado a ponerle fin a muchas cosas, he dejado mi trabajo, he dejado mi casa (cuando vuelva debo ir a una nueva casa), he dejado a mis amigos de toda la vida, esos con los que he compartido muchos años sin interrupciones y sobre todo, he dejado a mi familia, cosa que no hacía en 27 años. He guardado mis cosas y he dejado muchos lugares vacíos. Al ver mi oficina vacía, mi habitación, mi ropero… he sentido ese mismo vacío dentro mío. Todo lo que en parte era yo, se estaba acabando. Decir adiós implica de alguna manera perder el sentido de pertenencia, lo que era tuyo ya no lo es y eso hace que tengamos que reacomodarnos, acostumbrarnos y desacostumbrarnos. Así, vivimos en esta especie de camino circular, celebrando los inicios y lamentando los finales. ¿Así tiene que ser? Yo sospecho que no, pero hasta ahora no logro vivirlo de otra manera.
Para mí, ponerle fin a las etapas y sobre todo a las personas, es todavía un proceso muy doloroso. Sin embargo, sé que la vida tiene ese diseño y que cada vez que empiezo a vivir algo, indefectiblemente terminará.
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