viernes, 24 de agosto de 2012

Veintitantos años después


Son muchos los cambios que he visto en el Perú a lo largo de estos últimos años. Los indicadores económicos son muy buenos y algunas veces tengo la sensación de estar viviendo en otro país, no en el que he conocido desde que era niña.
Hace algunas semanas Alfredo Torres comentaba en su blog que el crecimiento promedio de 6% en la última década es uno de los mayores del mundo. Gracias a la estabilización y la apertura económica, las empresas se volvieron más competitivas y desde entonces se incrementa la inversión, el consumo y los ingresos fiscales.
Desde la ciudad de Lima y de los sectores más modernos del país, este cambio se siente. Yo me acuerdo cuando el único Centro Comercial que había era Camino Real (Plaza San Miguel había caído en desagracia y su enorme estacionamiento solo se usaba para clases de manejo). Me acuerdo también que pedir teléfono fijo era una odisea, había que esperar años para tener una línea. Nosotros solo tuvimos cuando se privatizó la CPT (Compañía Peruana de Teléfonos), aunque a partir de ese momento empezó nuestra triste historia con Telefónica, pero ese es otro tema.
Me acuerdo también de todos los años en los que vivimos bajo el terror de Sendero Luminoso, yo era muy chica, pero tengo un claro recuerdo de los apagones, de los coches-bomba, de los paros nacionales, de Tarata y sobre todo de la bomba que pusieron en Frecuencia Latina. Ese día no tuvimos clases, mi colegio quedaba muy cerca del canal, todo estaba destruido, recuerdo haber estado en la movilidad y mirar por la ventana sin entender qué había pasado. Debía tener 10 años o menos.
 
En todos esos años también nos tocó (como si fuera poco) el primer gobierno de García. La leche Enci y el pan tolete era lo que comíamos todos los días. Había escasez de leche, de azúcar, de arroz, hiper inflación (pero de eso en realidad tengo el recuerdo que una niña que no trabaja ni conoce el valor del dinero, podría tener). 
 
Otro suceso que caracterizó esa época fueron las olas migratorias. Mi familia, como muchas, empezó a pensar en otro destino como posibilidad para vivir y desde inicios de los 80 fueron emigrando varios tíos, todos a Estados Unidos. Ahora, tengo una gran familia (a la que extraño muchísimo) que vive fuera del país, tíos, primos, primos políticos y sobrinos. Hace poco fui a visitarlos, verlos y verme hizo que recordara como era el Perú en esos años, pero también hizo que sintiera que si bien estamos mejor en muchas cosas, seguimos teniendo carencias y desigualdades que no debemos pasar por alto.
 
Todas estas ideas se originaron varias semanas atrás, empezó con una nota bastante cuestionadora de Patricia del Rio, se acentuó con el viaje a NY y la visita a mi familia, siguió dándome vueltas con otros temas más y recién ahora lo puedo terminar. Para seguir pensando en el progreso, en el pasado, en el futuro y en nuestras ganas de seguir haciendo de este país un mejor lugar donde vivir, para nosotros y para los que vendrán; porque si nos atrevemos a traer niños al mundo es porque confiamos en que así será.