martes, 21 de diciembre de 2010

Regalos y pavo

Descontando los significados religiosos y familiares, la navidad podría resumirse en dos palabras: intercambio de regalos y pavo en la cena (con chocolate caliente!). Sin embargo, esta costumbre - que es bien gringa dicho sea de paso - está más circunscrita a los niveles socioeconómicos medios y altos de la ciudad. El siguiente gráfico recrea bastante bien, esta diferencia entre el pavo y el pollo en la cena navideña:

Ipsos APOYO. Encuesta Lima Metropolitana (500 casos). Diciembre 2010.

¿Y qué ocurre con los regalos? Diciembre es un mes caótico, todos desesperados por comprar, gastar, comer, intercambiar y celebrar. Y si bien, estamos en un momento pico en el crecimiento de la economía del país y el boom comercial crece a ritmos acelerados, sigue habiendo un porcentaje - no muy reducido - de la población, al margen de este consumo navideño. En la encuesta de diciembre de Ipsos APOYO, se incluyó una pregunta acerca de a quiénes les da regalos en navidad. Quise recoger estas dos respuestas por ser, a mi modo de ver, las más ilustrativas: 


Ipsos APOYO. Encuesta Lima Metropolitana (500 casos). Diciembre 2010.


Quiero mencionar que estos números son bastante referenciales, ya que se trata de una muestra pequeña y  mucho más al interior de cada nivel socioeconómico; pero aún así, demuestran la desigualdad social en la que vivimos y que se hace más evidente en estos días de compras, celebraciones y festejos.

Pese a ello, casi todos los estratos sociales compran, ya sea de manera reducida o en grandes cantidades. Los hijos siempre son la prioridad y es a ellos, a quienes se destina la mayor parte de los regalos navideños que se hagan.

Actualmente hay mucha más oferta comercial, como he relatado en las anteriores entradas, y esta expansión del consumo tiene para rato (felizmente). Hace poco vi una presentación del MEF con datos muy interesantes, estos dos mapas son, de los que más me llamaron la atención:

La agenda del MEF. Diciembre 2010.

En diez años el país ha cambiado, ha crecido, ha mejorado. Esta presentación del MEF que me pasaron, termina con esta frase: En el 2010, el PBI ascenderá a cerca de US$150 mil millones, casi 3 veces más que en el 2000. El potencial para seguir avanzando es enorme...

Es un mensaje de esperanza y optimismo y yo me lo creo. Sin embargo, lo que también creo es que todas estas buenas noticias que se traducen en números y gráficos con líneas ascendentes, deben informarse con cautela y deben - además de alegrarnos - preocuparnos. Son muchos peruanos los que siguen fuera, para quienes esta navidad se celebrará con pollo a la brasa y con suerte algún regalito para los hijos más pequeños.



lunes, 13 de diciembre de 2010

El Perú avanza (II)

Mi avión acaba de aterrizar, bajo las escaleras, camino mientras jalo mi equipaje y entro a la sala donde se recojen las maletas. El aeropuerto está totalmente remodelado, nuevo, ordenado, chiquito pero moderno. Salgo, tomo un taxi y veo un cartel enorme:


Y pienso: el boom comercial ahora en Piura. Le pregunto a una amiga, ¿y cuántos centros comerciales hay acá? Creo que ya van dos, me contesta. La semana pasada inauguraron Plaza Vea, nos dice el taxista.

Llego a la casa de mi nuevo amigo Max, abrimos la refri y mientras esperamos que salga del trabajo, nos fuimos tomando todas las chelas que habían en la refri. Dos o tres horas después, llega Max con Eli (una amiga de la universidad), quien nos reclama: se han tomado todas las cervezas! Claro - le respondo - si se han demorado un montón. ¿Sabes cuánto nos costó comprar esas cervezas?. No entendia muy bien a qué se refería. Es que nos fuimos a conocer Plaza Vea, recién lo abrieron acá. No sabes la cantidad de gente que había y la cola que hicimos para comprar esas cervezas!!

Mis amigos viven hace dos o tres años en Piura y me contaban que recién ahora, con la llegada de Plaza Vea, se pueden encontrar cosas variadas y de calidad. Antes nos hemos ido hasta Chiclayo a comprar, me cuenta Eli. Ahora, en este último año, Piura ha crecido un montón, ya casi se encuentran las mismas cosas que en Lima, me dice.

Al día siguiente nos fuimos a La Encantada, a 55 kms de Piura más o menos y solo a 5 kms de Chulucanas. Para estar tan cerca de la ciudad, realmente es sorprendente la diferencia entre la moderna Piura y la precaria Encantada.


Es un pueblo de ceramistas, todas las casitas tienen su tienda en la parte de afuera y sus hornitos en la zona posterior. La Encantada está intacta, con agua de pozo, pistas sin asfaltar, una posta médica que solo funciona por horas y moto taxis que llevan alrededor de cinco o hasta seis personas, para poder salir a la carreterera!

Esto del crecimiento económico del país, de la reducción de la pobreza y la desigualdad, parece ser solo un cuento que nos han contado a los que vivimos en la capital. La desigualdad social no solo se mantiene, sino que se acrecienta a medida que la cúspide de la pirámide se hace grande y la base permanece igual. Hay menos pobreza, es cierto, eso dicen los números, pero hay quienes permanecen igual. Esto es crítico.

La movilidad social y económica se ha dado, pero el punto de partida ha sido la pobreza extrema y el problema es que la situación original ha sido tan precaria, que mejorar, crecer o desarrollar, no implica necesariamente vivir bien, ni mucho menos.

El Perú avanza (eso es lo que nos dicen) y debe mantenerse así, pero es urgente que haya una mejor distribución de la riqueza y una mejor gestión de los gobiernos (a todo nivel - central, regional y local). El riesgo de permanecer así, es muy alto y podemos pagarlo muy caro en las próximas elecciones presidenciales.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El Perú avanza (I)

Había empezado a escribir sobre la ciudad blanca hace dos o tres semanas. El desorden de mi tiempo libre y mi limitado acceso a Internet hizo que esta entrada quedara incompleta. Sin embargo, la voy a sacar a la luz, pero convertida en una primera parte de una historia llamada el Perú avanza.


Ayer aterricé por enésima vez en la ciudad blanca. Con Arequipa me pasa una cosa curiosa, mientras más la visito, más me va gustando. No sé si es que cada vez descubro nuevos lugares, sabores y colores, o es que tengo un par de amigos queridos a los que siempre me hace ilusión verlos, o una combinación de las dos.

Esta vez, me quedé sorprendida por la enorme movida comercial que hay. Ya había oído de la inversión de 123 millones de dólares en la construcción de tres centros comerciales, pero justo he llegado en la semana en la que han inaugurado Parque Lambramani y un par de meses antes, Real Plaza. La ciudad está cargada de movimiento, con tiendas nuevas, algunas por inaugurar, cadenas de supermercados con varias cuadras de cola de gente que quiere entrar; cines, restaurantes muy buenos, hoteles variados. Arequipa es una ciudad en la que se pasa muy bien, se come muy rico, se disfruta del clima, del cielo, de los paisajes; un lugar en el que cada vez, da más gusto estar.


Me dejé invadir de este aturdimiento comercial y regresé a Lima con una sensación de esperanza. Sintiendo que estos pequeños cambios hacen que el crecimiento del país se sienta más real, aunque sea solo en las grandes ciudades, en las zonas urbanas y entre los que más tienen. Se ha empezado, lo que hay que hacer es persistir, crecer, expandir y compartir.

Con este boom de negocios, es evidente que hay más trabajo en Arequipa, pero sigue siendo insuficiente, mal remunerado y con muy pocos beneficios laborales. Hay restaurantes de lujo y comida exquisita, pero siguen estando fuera del alcance de la gran mayoría. Hay hoteles cinco estrellas, pero destinados casi exclusivamente a turistas de mucho dinero. Esto es claro, todos los sabemos y seguirá siendo así por mucho más tiempo; pero por alguna razón, me siento optimista. El país crece, tiendas, restaurantes y bancos que solo estaban en Lima, ahora también se ven en otras ciudades y eso es bueno.

Tengo fe en el futuro, en que este crecimiento económico se sostendrá y se repartirá mejor. Tiene que ser así y aunque suene a cliché, es tarea de todos preocuparnos porque así sea.