sábado, 31 de mayo de 2008

Nostalgia del futuro

Este fin de semana he estado rodeada de mis mejores amigos en Barcelona: los peruanos. Ya me decían antes de venir, que trate de no juntarme tanto con peruanos porque no tendría sentido haber viajado tan lejos para seguir parando con las mismas personas. Como siempre, desobedecí. Ya conocía a uno desde Lima y él fue quien me introdujo en el mundo de los peruanos en Barcelona y se lo agradezco.

De todos los grupos de amigos que he hecho (que no son muchos), es con los peruanos con quien mejor la paso, es como una complicidad implícita, de saber que somos parte del mismo grupo, de usar las mismas jergas sin tener que explicarlas, de contarnos los chismes limeños, de reírnos de lo mismo (cosa que es sumamente importante), de sentirnos iguales en medio de una ciudad en la que somos diferentes.

Ya hace algunas semanas les conté que tenía mi pasaje de vuelta, no hubo muchos comentarios, creo que todos sabemos como es la dinámica. Llega un peruano y se le presenta "al grupo", rápidamente entramos en confianza y ya somos patas, sin embargo, la amistad en Barcelona es pasajera, algunos se quedarán por un tiempo más largo y otros (como yo) regresarán cuando se acaben las clases. Pese a que todos sabemos como funciona, no quiere decir que cuando pasa no se nos mueva todo... (interiormente me refiero!)

Como comenté en una entrada anterior, aún no he asimilado lo que significará dejar Barcelona, mi casa compartida, mis propios horarios, mi vida de estudiante, mis nuevas costumbres, mi espacio. Si hay algo que ha caracterizado mi tiempo aquí, es que ha sido solo mío y por lo tanto sujeto a mis ganas, a mis antojos, a lo que me provocara hacer o no hacer.

El sábado en la casa de Luciano (el líder del grupo), sentí por primera vez, nostalgia de algo que todavía no he vivido. Sentí nostalgia del futuro, de los días en los que ya no estaré y que estoy segura me harán mucha falta. No puedo desarrollar mucho esta sensación, solo apareció y no quise dejarme invadir por ella, por ahora prefiero disfrutar el presente y cargarme de Barcelona y sus peruanos, para que cuando no esté... no los extrañe tanto!

martes, 27 de mayo de 2008

El círculo virtuoso

Hoy como todos los días, me levanto, camino sonámbula hacia la ducha, regreso y prendo la compu. Mi adicción hacia Internet cada vez se intensifica más. Entro a la página de El Comercio y la primera noticia que leo dice: La pobreza en el país disminuyó 5,2% en el 2007. No es novedad, es algo que ya veníamos oyendo, pero esta vez me sentí remecida por la nota.

Comentaba en la entrada anterior, que la economía favorable del Perú, no había sido suficiente para generar un ambiente optimista y me había quedado con esa sensación. Aumentada además, porque en estos días (que he recibido la visita de mis papás) hablábamos sobre las diferencias que hay entre los servicios públicos españoles y los nuestros, en especial lo relacionado al transporte, que es de los principales problemas que tenemos. Comentábamos también acerca de las diferencias en el estilo de vida, según mi papá (y concuerdo) en Lima vivía mejor de lo que vivo ahora, aunque en parte, se debe al hecho de dejar de trabajar para ser nuevamente estudiante. Sin embargo, esta no es una realidad generalizada. Nuestro país está totalmente fragmentado, son varias situaciones las que conviven, hay unos pocos que forman parte de los niveles socieconómicos más acomodados y una gran mayoría que pertenece a la abultada franja de pobreza.

Pese a estas desigualdades, la noticia de la mañana me dejó algo de optimismo. Si bien un 5% menos de pobreza no es suficiente para cambiar la situación del país, es algo. El reto debe continuar y concentrarse especialmente en las zonas rurales. Según el INEI, la mayor disminución se registró en el área urbana, de 31,2% en el 2006 a 25,7% en el 2007, mientras que en el área rural disminuyó de 69,3% a 64,6%.

Es cierto que la pobreza nos golpea día a día, a través de la gente que vemos en la calles, en la falta de empleo, de educación, de servicios básicos de salud o vivienda, pero poco a poco vamos avanzando. Esta reducción de 5 puntos porcentuales
representa un millón 380 mil peruanos que dejaron de ser pobres y esa es una buena noticia.

Para García
esta disminución de la pobreza es signo del correcto manejo económico del país y auguró que en el 2015 se reducirá en 10 por ciento. Macroeconómicamente estamos viviendo una época de bonanza, este crecimiento nos ha metido en un círculo virtuoso, del que no solo no debemos salir, sino que además tenemos que sacarle el mejor provecho posible. Esa es la gran tarea del gobierno y yo ahora, miro el futuro del país con paciencia y optimismo.

PD. La niña de la foto se llama Lady Karina (es mi casi tocaya) y vive en el Cusco. Esas piedras son las paredes de su casa y esa, su cocina. Muchas veces cuando hablamos de pobreza, nos concentramos solo en los números, 40% de peruanos. Nuestros pobres tienen rostro, tienen necesidades, tienen preocupaciones. A todos nos corresponde que el entorno favorable que vivimos ahora, termine con la pobreza y la desigualdad social (o por lo menos se reduzca considerablemente). A eso apuntamos.

sábado, 17 de mayo de 2008

Vuelvo a casa

He tenido super olvidado este espacio. Han sido días de viajes, de idas y venidas, de lecturas, trabajos, visitas y pocas horas de sueño, pero este tiempo ha tenido algo en común, ha estado cargado de peruanidad.

Estuve hace dos semanas en Salamanca, en un congreso sobre "Perú en el siglo XXI" y desde varios puntos de vista (históricos, políticos, económicos, etc) se analizaba y describía la situación del Perú, la estabilidad económica, el crecimiento sostenido (por encima del promedio de la región), reformas significativas que ha hecho el Estado y muchas otras buenas noticias que lamentablemente, no fueron suficientes para dejar una sensación optimista. Por alguna razón esta bonanza macroeconómica no está pudiendo resolver los problemas más básicos, el empleo (pese a haber crecido) sigue siendo insuficiente, la pobreza (aunque se ha reducido) sigue golpeándonos, no vivimos más en un estado de guerra, pero las recomendaciones de la CVR siguen sin cumplirse y el gobierno bajo cualquier pretexto ningunea los movimientos de DD.HH y entre las cosas que a mi parecer son más graves, es que este crecimiento económico no está sirviendo para disminuir las desigualdades sociales.

Hace pocos días tuve que entregar un trabajo que me llevó a buscar información sobre los peruanos en España y sobre el efecto migratorio que sufre el Perú. Los números son alarmantes, el año pasado se fueron del país cerca de 400 000 personas, lo que nos lleva a un promedio de 1000 personas al día. Pese a que supuestamente la situación del país está ahora mucho mejor y las dificultades para los inmigrantes cada vez aumentan más (sobre todo si son ilegales, sino veamos Italia y sus medidas de emergencia), pese a todo ello, los peruanos se siguen yendo.

Todo esto coincidió con mi angustiosa búsqueda de conseguir un cupo para regresar a Lima. Ya lo tengo. La cuenta regresiva ha empezado, lo sé pero todavía no lo asimilo, ya habrá tiempo para eso. Por lo pronto, este año formaré parte del angosto grupo de peruanos que regresan a casa.

Canción para volver - Illapu

viernes, 2 de mayo de 2008

El trabajo

Ayer fue el día del trabajo. Comparado con la mayoría de trabajadores, podría decir que mi etapa como parte de la PEA ha sido bastante corta, desde el último año de universidad hasta unos quince días antes de viajar a Barcelona. En esos 4 años y un poquito más, salí de vacaciones solo 3 veces (que sumado hicieron un mes de descanso) y trabajé tantas horas extras que seguramente ya llevo unos 10 años trabajados. Me enfermé de gastritis, mis migrañas se intensificaron y perdí buena parte de mi vida social porque no tenía tiempo o estaba demasiado cansada.

Sin embargo, formaba parte del escaso 40% de trabajadores que cuenta con beneficios laborales. Este dato es de la última encuesta de opinión de la PUC, que sin ser una sorpresa, nos revela datos desalentadores sobre la situación laboral de los limeños. El 90% de los entrevistados considera que los trajadores peruanos están poco o nada protegidos por las leyes laborales y lo que más se reclama es estabilidad en el empleo (37%) y buenos ingresos (25%).

Estos datos preocupan, la situación del trabajador preocupa. Nos hemos creído el cuento de que es mejor trabajador aquel que hace innumerables horas extras, el que nunca sale a la hora, el que a veces no tiene tiempo para almorzar, el que no sale de vacaciones, el que no reclama, el que agradece el simple hecho de estar empleado. Esto me recuerda a la última Conferencia Anual de Ejecutivos, en donde Alan García se apareció para decirle a los empresarios que suban los sueldos. ¿Cuándo se animarán los empresarios justos y prósperos a hacerle caso al presidente y pagar lo que corresponde? Ni más ni menos, solo lo que es justo.

No hay mucho más que decir, es un día que nos invita a la reflexión. Como escribió Susana Villarán en La República, quienes celebran la fiesta son otros, no los trabajadores.

Acá un pedacito del texto, que recomiendo leer: