jueves, 9 de octubre de 2008

A 3800 msnm

Una de las primeras cosas que hice al regresar a Lima fue sumergirme en el interior del país. Cusco y Puno fueron mis destinos. La primera, es de mis ciudades favoritas, un lugar en donde pese al frío, me siento feliz, me encanta, me divierte, me dan ganas de quedarme y buscar algún pretexto para no tener que irme... lamentablemente hasta ahora, no he tenido éxito.

La segunda, es una ciudad que he visitado en más de una oportunidad, pese a que el frío y la altura son sus principales características, aún así, volvería varias veces más. El paseo por el lago, la vista cuando uno va llegando poco a poco a la ciudad y el mercado artesanal, son de las cosas que más me gustan. Puno tiene sus encantos, el cielo tan azul y las nubes dibujadas, generan en mí una sensación indescriptible.

Los paisajes, el descanso y la buena comida, fueron suficientes para sentirme feliz de estar de vuelta y recordar los lugares que más he extrañado del Perú. En Cusco coincidí con la fiesta de la Virgen de la Natividad y disfruté bailando con los K'apaq Negro en Huayllabamba. Comí choclo con queso en el mercado de Pisac y compré (para variar) infinidad de artesanías. Esta rápida inmersión en el mundo andino, fue justa y necesaria.

Ya en la segunda parte del viaje, pasamos una noche en Amantaní, una pequeña isla en el Lago Titicaca a 40 kms de la ciudad de Puno (que en las lanchitas se hacen entre 3 y 4 hrs). Silvia y Mario fueron los que nos acogieron en su casa. La única actividad económica de la isla es el turismo y consiste en brindar hospedaje (en su propia vivienda) a los viajeros, acompañarlos y pasearlos por la isla. En Amantaní no hay luz, ni agua ni desagüe. Tienen escuela, posta médica y el mercado llega dos veces por semana. La población se alimenta de lo que produce, generalmente oca y papa. El agua la sacan de un manantial cercano pero las velas las tienen que comprar. La mayoría de la gente habla quechua, no llegan diarios y como no hay luz, no pueden ver tele. Para ir a Puno deben tomar la lancha que sale a las 8 de la mañana, pero no podrán regresar hasta el día siguiente.


Es curioso saber que nuestro crecimiento económico se mantiene constante, que estamos preparados para afrontar la crisis mundial, que el desempleo y la pobreza han disminuido, y que miles de peruanos siguen viviendo sin los servicios más básicos y totalmente alejados del resto del país. El único presidente que ha ido a la isla ha sido Fujimori llevando un generador de energía, que les daba luz solo de 8 a 10 de la noche. Ese generador por falta de mantenimiento se malogró y ahora no sirve para nada. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta que en las elecciones del 2011, los 4000 habitantes de Amantaní podrían apoyar una candidatura fujimorista. Otro gran porcentaje de la población mantendrá su respaldo hacia Humala. Por lo tanto, en la medida en que la desigualdad social siga siendo de los principales problemas del país, una segunda vuelta entre Keiko y Ollanta no es tan inverosímil.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todavía me acuerdo cuando terminamos en la casa del alferado en Ayaviri! jajaja... y por Ayaviri no te diste una vuelta?

Saludos!

karinam dijo...

Hola Rancho!!!!
Pucha no, pasé en el autobus pero no nos bajamos... en verdad desde que ya no está la congregación... pues no hubiera sabido a donde ir...
Y si, me acordé del alferado, jajaja!!!! porque también terminé bailando y bebiendo en la casa del alferado de huayllabamba... jajaa!!!
Beso