lunes, 18 de agosto de 2008

La rumba de Barcelona

Y hubo tanto ruido que al final llegó el final. Ruido de verano, de mar, de mediterráneo, de días largos, de fiestas, de personas queridas, de comida, de bebida, de descanso, de playa, de ocio, de encuentros y desencuentros... tanto tanto ruido.

Mañana me voy de Barcelona, mi habitación todavía está casi intacta como si me quedaran infinitas noches para seguir durmiendo acá. No he terminado las tareas pendientes del Máster, como si tuviera muchos meses más para seguir trabajando... tengo torres de libros en mi escritorio que ya debería haber devuelto a la biblioteca y como nunca, mi refri está llena de comida que no terminaré de comer...

¿Cómo se hace para ponerse pausa, recoger tus cosas, cambiarte de ciudad, de casa, de amigos, de calles, de ocupación... y luego volver a ponerse play? Como nunca pude responder esta pregunta, fui postergando la nostalgia del futuro y creo que lo hice bien, sin embargo, ahora ha llegado de golpe y se me chorrea por todos lados. Tengo nostalgia de mi casita (que es mi habitación y que con suerte tiene más de tres por tres metros cuadrados) y sobre todo de lo que he construido aquí, tengo nostalgia de un cielo azul todo el año, del sol en invierno, de los días largos de verano, de las hojas caídas en otoño y hasta de la lluvia primaveral.

Mañana me voy de Barcelona, aún tengo la maleta vacía pero ya debo empezar a llenarla y dejaré un espacio para llevar mis nuevos sueños, mis nuevos deseos y mi nueva forma de ver y sentir la vida. Guardaré un lugarcito para meter todo el cariño de las personas que me han acompañado y me han ayudado a crecer este tiempo y llevaré, como exceso de equipaje un amor apasionado por Barcelona, por sus plazas escondidas, sus callecitas góticas, el parque güell, la rambla y los pakis, la sexy beer del verano, las fuentes de montjuic, el parque de la ciutadella, les corts y el camino por la playa que me llevaba a la universidad...

Antes de salir de Lima, un amigo me envío un poema por mail (Ítaca) que sirvió para iluminar mis días de maletas, despedidas y aeropuertos. Ahora que regreso... también será de utilidad, pero como es muy largo, solo copio un pedacito.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.

Y como no quiero que me deje el avión y aún me queda mucho por hacer, pues es momento de ponerse a trabajar. Y para eso, esta canción de Manu Chao que me encanta!!!

Rumba de Barcelona - Manu Chao